"Las expectativas inflacionarias oscilan ingrávidas entre 15 y 30% para el 2010”, opina Yeyati, economista de la Universidad Di Tella. Para Julián de Diego, asesor empresario, “se espera un escenario inflacionario que para evitar el caos, no debería superar el 20%” (El Cronista, 28/12). Por lo pronto, diciembre presentó una explosión inflacionaria donde más duele: 5,6% en la canasta de 28 productos básicos (Adelco), con un 20% de la carne a la cabeza y los combustibles en alza sistemática. El corte del subsidio a la leche a partir de enero hace prever nuevas alzas y así de corrido.
Semejante salto se presenta en un 2009 que cerró con 227 mil puestos de trabajo menos en blanco, más otro tanto en negro. Es decir que se trata de una inflación que escapa incluso al cuadro económico recesivo.
Un fin de año de este tipo debería tener en emergencia a todos los sindicatos. Pero los 40 popes de la CGT -incluyendo moyanistas, gordos e independientes- prefirieron comer un asado con la Presidenta durante cuatro horas, en el que “no hubo reclamos, sólo se tocó tangencialmente la cuestión de los fondos de Obras Sociales retenidos” (La Nación). Con respecto a salarios y paritarias, Moyano largó: “En julio vemos, nada extremo, empresarios y trabajadores tendremos la madurez de siempre” (Urgente 24, 31/12).
En la Construcción, se informa oficialmente que cien mil trabajadores lograron adicionales de 400 o 500 pesos, pero “por empresa, de acuerdo a las posibilidades” (Diario Gremial, 29/12). Los bancos le otorgaron 1.600 pesos a Zanola en dos cuotas, para reoxigenar al líder preso. Esta presión salarial por abajo se expresó en la gran huelga de los no docentes de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
En gráficos, Ongaro descomprimió con un acuerdo de 5% en negro para noviembre y diciembre y 8% adicional a partir de enero. Los cuerpos de delegados de los talleres Interpack I y II y de Morvillo, en cambio, obtuvieron conquistas reales.
En las paritarias de la fruta de Río Negro está planteado un 35%. Los municipales de Coronel Suárez han sido puestos al frente de la CGT regional después del triunfo de su gran huelga general por salarios, en un marco de reclamos variados.
Sabido es que centenares de miles de docentes de todo el país terminaron el año con paros, al igual que los estatales de la provincia de Buenos Aires.
Mientras tanto, ya hemos denunciado que la segunda cuota del devaluado retroactivo de los acuerdos salariales ferroviarios del año pasado fue pactada por la burocracia de nuestros sindicatos para enero, con el fin de "adormecer" la presión salarial que arrancó adicionales de 500 pesos en los años anteriores.
Nuestros sindicatos se pasan de serviciales con el gobierno. No contentos con dejar que el Estado recaude convirtiendo al impuesto a las ganancias en un impuesto al trabajo, le ahorran el pago de adicionales que apenas compensan la inflación de fin de año.
La batalla por adicionales está planteada para los primeros meses del año, más allá del aguinaldo. En segundo lugar, hay que debatir en asambleas de cada sector, dependencia o especialidad el pliego hacia las próximas paritarias, que en la emergencia no podría bajar del 35/40% de aumento salarial, como fue planteado ya por los obreros de la fruta.
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