Los acuerdo logrados, de todos modos, tienen el sello de la burocracia. Daer, secretario general de la Alimentación, firmó por año y medio, devaluando el 35% reclamado por sus bases. Las conducciones de comercio, telefónicos y el Smata se niegan a convocar a asambleas o plenarios para informar o pedir mandato.
Luego del acuerdo ruinoso de los docentes (17% real) en febrero, la Unión Ferroviaria, La Frate, Señaleros y los demás gremios del transporte se apuraron a refrendar las sumas fijas concedidas por la Secretaría de Transporte, subsidiando una vez más un aumento que debería salir de las arcas de los concesionarios.
La conducción del gremio les dio la espalda a los despidos de compañeros en Tren de la Costa, de un boletero del Mitre y de los tercerizados del Roca. También convalida sin chistar la ofensiva de TBA de incorporar el sistema de tarjeta única, resistido por los ferroviarios con un paro y varios días de cierre de boleterías.
Nada justifica esperar a agosto. Siguen los aumentos de precios. El ajuste primero en Grecia y ahora en España por la crisis internacional, empujó a la devaluación del real brasileño y puede derivar en una devaluación criolla. Necesitamos blindar los salarios.
Impulsemos asambleas y reclamos en los lugares de trabajo, las autoconvocatorias y los plenarios por un doble aguinaldo para compensarnos de lo perdido con el acuerdo miserable de marzo y por la reapertura ya de las paritarias, con mandato por el 35% como mínimo, retroactivo a marzo, al básico, en blanco y de una vez, para todas las categorías y con cláusula de ajuste automático por inflación. Y, sobre todo, la reincorporación de todos los ferroviarios despedidos.
