La inmediata responsabilización de De Vido a la empresa Ferrobaires, dependiente del gobierno de la provincia, por el Cromañón ferroviario de San Miguel, habla de la inescrupulosidad de las internas oficiales. Confirma que el tren jamás debió ser despachado porque no andaban sus frenos. Pero ante todo pone de manifiesto que De Vido busca salvar su propia responsabilidad y la de la Subsecretaría de Transporte Ferroviario, en manos de Antonio Luna, un funcionario de la patota de Pedraza y Maturano. La intervención a Ferrobaires por parte del gobierno de Scioli es una pantomima para atemperar los ánimos populares.
La Unión Ferroviaria y La Fraternidad, socias en todo el negociado de la privatización ferroviaria, siguen produciendo crímenes mientras esperan la indagatoria por el asesinato de Mariano Ferreyra.
El de San Miguel es un crimen de esa privatización porque el derrumbe ferroviario es consecuencia del levantamiento de todos los talleres ferroviarios que sostuvieron el ferrocarril argentino en Tafí Viejo, Remedios de Escalada, Boulogne, Rosario, Alta Córdoba, Llavallol, donde trabajaban miles y miles de obreros, destinados al mantenimiento de un ferrocarril seguro.
Los tercerizados que luchan por su pase a planta son, en su mayoría, pertenecientes a tareas de seguridad, evasión, desmalezado y vías y obras, pero no existe el mantenimiento ferroviario.
Los Benito Roggio, los Romero, los Cirigliano y todos sus socios, junto a la burocracia sindical empresaria de Pedraza, deben pagar todos sus crímenes y ante todo ser expulsados de la responsabilidad del ferrocarril.
- Fuera Antonio Luna del transporte ferroviario. Cárcel a Pedraza
- Investigación de la responsabilidad de la patronal ferroviaria en el accidente
- Anulación de todas las concesiones privadas e investigación de sus desinversiones que deberán pagar de sus patrimonios
- Reorganización del transporte ferroviario bajo control de representantes electos por los trabajadores
No hay comentarios:
Publicar un comentario