(Publicado por Crónica Ferroviaria y extraído del diario Clarín, del 23 de setiembre de 2010)
Ricardo Jaime quiere que el fiscal federal que lo investiga por enriquecimiento ilícito y ya le pidió dos indagatorias por el delito de dádivas sea apartado de su cargo.
Por eso hizo una denuncia la semana pasada en la Procuración General de la Nación donde solicitó que Carlos Rívolo sea sometido al juicio de enjuiciamiento para removerlo de su cargo.
La presentación fue hecha por uno de los abogados que defiende al ex secretario de Transporte en las causas judiciales abiertas por el modo en que manejó el área desde la que se repartieron millonarios subsidios a las empresas de transporte. Andrés Marutián, abogado de Jaime y ex defensor del dictador Roberto Viola en el juicio a la Juntas, pidió que se investigue si Rívolo cometió los delitos de mal desempeño y violación de los deberes de funcionario público cuando decidió interrogar a una testigo.
Ricardo Jaime, el Gallego Fernández y Luna |
Según fuentes judiciales, Rívolo le solicitó a la Gendarmería que acompañara a Rodríguez desde su casa a los Tribunales.
La declaración de un testigo en una fiscalía está prevista por el artículo 26 que rige la actividad de los fiscales.
Pero el abogado de Jaime denunció que Rodríguez fue “privada de la libertad” porque la llevaron a declarar. La presentación de Jaime -quien ya fue procesado por un caso de dádivas- fue recibida por el Procurador General de la Nación, Esteban Righi, y en ella se dan argumentos acerca de la supuesta violación de las garantías constitucionales que se habrían cometido con la declaración de Rodríguez.
La mujer fue a la fiscalía debido a que Jaime es un hombre meticuloso. Así como anotaba cuánto le costaba la comida de su loro, conservaba un pasaje para viajar a Unquillo Córdoba emitido por la empresa Urquiza a nombre de Rodríguez. Jaime también guardó una factura del hotel donde Rodríguez y su pareja se hospedaron.
A partir de esos hallazgos, la Justicia comenzó a indagar sobre Rodríguez, que es empleada de la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA) desde 2006 y llegó allí por recomendación de su pareja el policía federal Juan Carlos Tolosa, quien sería custodio de Jaime y también hacía adicionales en TBA.
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