Mariano Ferreyra y la masacre de Once


No caben dudas: Mariano Ferreyra fue asesinado para rescatar al régimen de corrupción y negociados que se acaba de cobrar cincuenta muertos y más de seiscientos heridos. Ese régimen tiene tres patas: los privatizadores, la burocracia sindical y el Estado.
En Once, se puso de manifiesto la labor de vaciamiento del grupo Cirigliano, concesionario de TBA desde los años del menemismo. El kirchnerismo no sólo renovó esa concesión: premió a Cirigliano, junto a Roggio y al grupo Romero, con el manejo del ferrocarril Roca a través de una unión transitoria de empresas, la Ugofe. Es la empresa que empleaba a miles de tercerizados ferroviarios en el Roca. La misma que el 20 de octubre de 2010 facilitó las licencias a quienes participaron de la patota que consumó el crimen de Barracas. Cirigliano y la Ugofe, sin embargo, nunca han sido imputados por esta responsabilidad criminal en la causa por Mariano.
El crimen de Once exhibió a los burócratas ferroviarios "lamentando la falta de controles", cuando ellos participan del ferrocarril privatizado como empresarios y gerentes. Esto ya había sido desnudado por el crimen de Mariano. El subsecretario de Transporte Ferroviario, Antonio Luna, de La Fraternidad, pactaba con Pedraza y el gallego Fernández la contratación de las cooperativas truchas y el ingreso de los tercerizados al ferrocarril. La burocracia, por otra parte, preside los organismos ferroviarios creados por el kirchnerismo. La Sociedad de Operaciones Ferroviarias está encabezada por Juan Araya, un abogado de Pedraza que está secundado por Agustín Special, de la Fraternidad. Otro ‘fraternal', José Villafañe, preside la Administración de Infraestructura Ferroviaria. A cambio de hacer la vista gorda en favor de los privatizadores, la burocracia pudo explotar el negocio de la tercerización de trabajadores.
La tercera pata del triángulo corrupto es el Estado. Desde el gabinete nacional hasta el aparato de represión del estado (que liberó la zona del crimen de Barracas), la balanza del régimen se torció siempre en favor de los privatizadores, y en perjuicio de los trabajadores y los usuarios. Un aspecto no siempre destacado es el de la ´justicia´, que ha desestimado todas las denuncias contra los concesionarios mientras, por otro lado, abrió causas y procesos contra los luchadores ferroviarios que denunciaron el vaciamiento.
Estado, privatizadores, burocracia sindical. Después de Barracas, el kirchnerismo los confirmó al frente del ferrocarril. No hay posibilidad de limpiar la podredumbre que llevó al crimen de Once sin el juicio y castigo a todos los culpables del crimen de Mariano.
M. R.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchachos se estan olvidando de Julio Adolfo Sosa, con amplia experiencia en obtener información con metodos poco ortodoxos Ej; fué informante y represor de los militares, hoy aún sigue con esos modos haganlo saber .-