Ramos será el próximo fusible de una nueva tragedia


El reciente accidente ocurrido en el paso a nivel sin barreras de la estación Rómulo Otamendi ocurrida el lunes 5 de marzo entre una formación de carga (vacía) de la empresa Nuevo Central Argentino SA con un ómnibus que llevaba escolares y docentes pudo ser otro Cromañón espantoso.
La imprudencia de un conductor de colectivo tuvo como resultado que 23 personas quedaran heridas de poca consideración debido a la poca velocidad que desarrollaba el tren en ese momento. La Intendencia de Campana tendrá que responder por la habilitación de un micro vetusto sin cinturones de seguridad en el cual viajaban casi 100 escolares. Pero hay que sumar la ausencia de barreras o banderilleros para que la invitación a la tragedia sea completa.
Como en el tira y afloje de Cristina y Macri, la Intendencia y TBA se lavaban las manos de resguardar el paso a nivel diciendo cada uno que le correspondía al otro. Ahora el Municipio anunció que pondrán banderilleros provisorios hasta que prosperen los pedidos de la colocación de una barrera y sus sistemas lumínicos de alerta. ¿Se tomarán el trabajo también de podar las arboledas laterales que impiden ver la llegada de las formaciones?
Un Cromañón cotidiano
El mismo 5 de marzo, el tren de pasajeros de Ferrobaires, llamado "El Bolívar" (Plaza Constitución-Bolívar), descarriló en la estación Antonio Carboni. No hubo heridos entre los 46 pasajeros, pero ya registra 8 descarrilamientos en los últimos dos meses.
Tres días después, descarriló una formación de carga de la empresa América Latina Logística SA (ALL) que llevaba grano para exportación desde Santa Teresa hasta Puerto San Martín en Rosario.
Ese mismo día, un tren de pasajeros de TBA (ahora intervenida por el gobierno nacional) que se dirigía hacia Capilla del Señor, descarriló en cercanías de la estación El Talar (Línea Mitre).
Publicaciones especializadas que seguían las estadísticas de descarrilamientos han abandonado la tarea al producirse estos "accidentes" casi a diario.
Los últimos quince años de ingresos fiscales extraordinarios por las altas cotizaciones de la soja y los productos primarios en el mercado mundial no fueron canalizados para una reconversión industrial que permitiera el surgimiento de una industria metalmecánica para la fabricación de vías, formaciones y locomotoras, creando puestos de trabajo y reforzando el mercado interno. Por el contrario, La Nación informa que “el gobierno de Cristina Kirchner le transfirió subsidios a todo el sistema ferroviario en 2011 por 6.551,5 millones de pesos, un 50 por ciento más que en 2010 (ese año giró 4.354 millones)”. Todos recursos fugados por los concesionarios al mercado financiero, a la fuga de divisas y a paraísos fiscales. Ahora que el gobierno necesita avanzar sobre las reservas porque se le acaban los fondos, no hay margen alguno para la reactivación ferroviaria sin una confiscación económica profunda de los Cirigliano, Taselli, Roggio y todos los capitalistas que malversaron los fondos públicos, y el no pago de la deuda externa.
El Chirolita Ramos, que De Vido puso en la Secretaría de Transporte, rodeado de Luna y un funcionariado corrupto hasta la médula, será el próximo fusible de una nueva tragedia.
Jorge Hospital

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