Alfonso Severo


El jueves 16 declaró Alfonso Severo. Su testimonio en el juicio había generado ciertas expectativas, luego del episodio de su desaparición.
El nombre de Severo comenzó a circular en los medios de prensa al día siguiente del crimen de Mariano. El ex gerente de Ferrobaires -despedido y desalojado de su oficina por asalto- denunció que en la madrugada del 21 de octubre de 2010, un grupo de desconocidos baleó el frente de su casa, en la localidad de Sarandí, y que ese atentado estaba conectado con el crimen de Mariano.
Al declarar en aquel momento, Severo aportó detalles sobre la estructura mafiosa que tiene por base la empresa Ferrobaires y señaló la existencia de depósitos de armas en diversas oficinas de la estación Constitución; también afirmó que el día anterior al crimen de Mariano, Humberto Martínez -secretario general de la seccional sur de la UF- convocó a una reunión en la que llamó a impedir el corte de vías en Avellaneda. Por último, Severo aportó una nota anónima que le fuera depositada en el buzón de su casa, que rezaba (textualmente) lo siguiente:
“Gabi Sánchez (guarda) tiro al piso, dueño de arma. Tano Carnevale convocó a la marcha. C/barba candado le disparó a Ferreyra. Pablo Díaz pagó a los que fueron a Avellaneda. Fueron convocados por Martínez, Pablo Díaz, Fernández, Maldonado, c/una mujer que está en Ferrobaires y (ilegible) el entrepiso UF”. Estos mismos elementos fueron surgiendo en el curso de la investigación a partir de diversos testimonios y otros elementos de prueba.
Acerca de su desaparición, el gobierno hizo correr al principio la versión de que se trataba de un “autosecuestro”. Tras su reaparición y su proclama de apoyo al kirchnerismo, los voceros oficiales pasaron a elogiarlo y -más sorprendente aún- a vincular su desaparición con la aplicación de la ley de medios y la disputa con Clarín. El episodio en cuestión sigue sin esclarecerse.
Lo que Severo declaró no trajo mayores novedades. Introdujo algunos cambios respecto a su primera declaración (la reunión previa al 20 de octubre del 2010 no se habría realizado en oficinas de Ferrobaires sino en el Museo Ferroviario de Avellaneda) e hizo algunos señalamientos generales. Entre sus puntualizaciones, dijo tener conocimiento de que a Alejandro Benítez -el “testigo protegido” que llegó a la causa de la mano del intendente de Quilmes y que habría formado parte del grupo de choque de la patota- lo convocó el delegado Carnovale (´venite a Avellaneda que vamos a sacar a estos zurdos´). Reiteró la descripción de la mafia que anida en Ferrobaires y que encabezan Humberto Martínez, Norberto Saldaña, Daniel Hess y “Chuly” Carruega -ninguno de ellos hasta ahora fue ubicado en el lugar de los hechos- y dio un par de definiciones: “todo el armado de patotas y bandas viene de años”; “Pedraza tuvo una responsabilidad o irresponsabilidad después del ’90, de querer ser empresario, eso llevó a la pérdida de 50 mil empleos y a la tercerización”; “los trabajadores no fuimos defendidos por el sindicato” cuando se privatizó el ferrocarril.
La declaración de Severo es una nueva pieza que se integra al cuadro de descomposición general de la burocracia sindical y del régimen montado en el ferrocarril, y que aflora en cada una de las audiencias. Quedan planteadas dos cuestiones: una, la investigación sobre las bandas que se cobijan en la estructura de Ferrobaires; dos, el esclarecimiento completo y certero del episodio de su desaparición.

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