(Publicado por Miradas al Sur, 14/11/10)
Se diversifica la investigación por el asesinato de Mariano Ferreyra. El aporte clave de Néstor Kirchner, antes de morir. Los reclutadoresLa investigación por el asesinato de Mariano Ferreyra sigue avanzando, sin estridencias ni pausas. La jueza Wilma López prorrogó por diez días el secreto de sumario, a la espera de pericias y medidas sugeridas por la fiscal Cristina Caamaño, antes de definir la situación procesal de los detenidos y avanzar sobre otras posibles responsabilidades. “A esta altura de la investigación, se puede confirmar que no fue un enfrentamiento” dice a Miradas al Sur, basándose en una serie de reconstrucciones testimoniales y periciales, una fuente con acceso privilegiado a la pesquisa. Y asegura que la causa prospera en sus tres líneas investigativas: la identidad del autor –o los autores– de los disparos que mataron a Ferreyra, hirieron en la cabeza a Elsa Rodríguez –que evoluciona del estado de coma muy lentamente–, a Nelson Aguirre y Ariel Pintos; la planificación del ataque; y el rol jugado por la policía, aunque sobre esto último el hermetismo de los investigadores es aún mayor.
Los tiradores puestos
Ya son siete los testigos que describen a Cristian Favale, el barrabrava de Defensa y Justicia y ex figurante de la tercerizada Ecocred SA (aunque algunos trabajadores dijeron no haberlo visto nunca y figura inscripto simultáneamente en dos frigoríficos), como el autor del tiro que mató al militante del Partido Obrero. Durante un cuarto de hora de indagatoria, hace dos semanas, antes de romper en llanto, alcanzó a acusar del disparo a Gabriel "El Payaso" Sánchez, ex barra de Racing y guardatrén de la estación Constitución. Esta semana pidió ampliarla, pero la jueza se la tomará después de recibir el resultado de algunas pericias balísticas. Sánchez, tatuado con un payaso en su antebrazo derecho, negó a su turno conocer a Favale y haber disparado contra los manifestantes.
Además de ellos, hay cuatro ferroviarios más detenidos por conformar el círculo áulico de los matones: Daniel González, Juan Carlos Pérez, Salvador Pipito y Guillermo Armando Uño, quien fue apresado el miércoles pasado. Guillermo González, un trabajador del sector de boletería en Monte Grande, lo confirmó en diálogo con este diario: “Yo a Uño lo conozco, trabaja en los talleres de Escalada y responde a Pablo Díaz. Yo lo vi el 20 de octubre con la patota” dice, definiéndolo como “un hombre violento” que además, agrega, había participado –con Sánchez y Favale– del apriete del 6 de septiembre en el hall de Constitución, cuando la patota de la UF debutó saboteando un acto de los tercerizados.
Hasta el momento no está probado que haya habido un segundo tirador. Omar Merino, militante de la Agrupación Causa Ferroviaria y miembro del PO, vio la tarde de la emboscada a un tirador que “corría para atrás, de costado y tirando”. Su descripción física la dio en el juzgado, y coincidía con la fisonomía de Favale. “Yo vi a uno, pero aparentemente Aguirre no está herido con un calibre 38, porque ése en una pierna hace desastres”, arriesga Merino. Esas pericias aún no están listas.
Kirchner y la pista del Gallego
Las pruebas de las 3.800 fojas dejan cada vez menos dudas de que el ataque fue planificado y que, cuanto menos, algunos de la patota tenían un arma, la orden y la convicción de impedir a cualquier precio que se cortaran las vías: el precio era también matar.
Dos días después del asesinato, y cinco antes de morir, Néstor Kirchner jugó un rol decisivo en la causa Ferreyra. Los trascendidos periodísticos, corroborados por la fuente judicial, señalan que el ex presidente fue el intermediario entre un testigo “arrepentido” –presentado a través de un intendente del conurbano que era a la vez su jefe político– y el juzgado, nombrado en el expediente como “Testigo A” y determinante para la identificación presurosa de Favale como el presunto matador.
La semana pasada, el lenguaraz fue citado a ampliar su declaración. En ella, habría aportado elementos para profundizar la pista de los cerebros y la logística del ataque: no sólo habría marcado a Díaz como reclutador –el único que estaría involucrado en niveles organizativos–, sino que habría implicado a Humberto Martínez, secretario adjunto de la seccional Gran Buenos Aires Sud de la UF, con cabecera en Remedios de Escalada, donde fue reclutada la patota, y hasta habría embestido contra el padrino sindical y número 2 del gremio, Juan Carlos El Gallego Fernández, y contra el propio José Pedraza.
El testimonio de “A” no es la única prueba en el expediente que apunta al Gallego. La semana pasada se ordenó también un nuevo allanamiento en las oficinas de la Unión de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia (Ugofe), en el que se habría incautado una notebook y obtenido información relevante: entre ella, un fax firmado por Fernández, fechado el 9 de septiembre pasado, en el que detalla 20 “compañeros propuestos para ingresar”. Entre esos nombres, figuraba el de Favale.
Además, existe un diálogo reconstruido en el expediente donde Fernández emerge dando órdenes por Nextel a su subordinado Díaz, que conducía la emboscada desde el terraplén:
–Es el Gallego Fernández, que dice que nos vayamos –anunció Díaz, según la versión judicial, instantes después de que Favale matara a Ferreyra.
Fernández es el hombre de más poder de la UF en la línea Roca, y maneja casi a su antojo las negociaciones de convenios y las pujas salariales. Díaz, se dice, sólo ejecuta sus directivas. “Sin su intervención, la empresa no hubiera liberado el servicio de personal. Si hay que buscar una línea de responsabilidades, no institucionales, sino directamente vinculadas con el hecho, el vértice de esa pirámide es sin dudas Fernández”, dice Jorge Hospital, un militante de Causa Ferroviaria que hablará por primera vez, frente a Miradas al Sur.
El relato inédito
“Díaz y el Gallego son los reclutadores mayores, pero hubo una delegación de guardas de Plaza Constitución, entre ellos, el Payaso Sánchez, que fue arreada a Avellaneda por Alberto Carnovale”, asegura Hospital con dicción segura. Es guardatrén de la dotación Llavallol y miembro de la Agrupación Causa Ferroviaria, rebautizada CF Mariano Ferreyra.
Alberto Carnovale es un histórico militante de la oficialista lista verde de la UF que ostenta la misma jerarquía que Pablo Díaz –es uno de los seis miembros de la comisión de reclamos, que negocia con la empresa y encabeza el cuerpo de delegados–, y se lo ve en las filmaciones de C5N en las vías de la Estación Avellaneda entre su guardia pretoriana, escoltándolo. “Carnovale tendría que estar en prisión al igual que Díaz”, denuncia el ferroviario. Después del crimen, la comisión de reclamos del gremio no ha vuelto a funcionar y Carnovale se hizo humo con un parte médico.
La Agrupación Causa Ferroviaria está conformada por trabajadores históricamente opositores a Pedraza, sumados desde el inicio a la lucha de los despedidos y tercerizados. Son quienes, desde adentro, han denunciado con más firmeza las alianzas mafiosas entre los directivos del gremio y las empresas patronales.
“Ugofe cumplió un rol que la jueza todavía no ha desentrañado, porque se habla mucho de la licencia gremial que les otorgó a los empleados para que hicieran número, pero no han citado a ningún directivo de la empresa a explicar por qué lo hicieron”, se queja Hospital. “Lo que pasa es que liberaron el servicio para defender sus intereses, porque las contratistas son de su propiedad”, explica. Es el caso de BRT, una tercerizada que pertenece a Benito Roggio, grupo que también forma parte de Ugofe”, aseguró Hospital.
Un testigo –de quien se preserva el nombre– declaró ante la jueza que la tarde fatídica vio merodear la estación de Avellaneda a Héctor Hourcade, el jefe de transportes de la empresa en la línea Roca.
Jorge Hospital estaba citado a declarar el martes pasado, pero lo llamaron desde el juzgado para suspenderla. No sabe por qué. Cuando lo convoquen, identificará a Carnovale como uno de los reclutadores y contará el apriete que él mismo sufrió de otros facinerosos: una vez, cuando fue a dejar el boletín de la agrupación, Aldo Amuchástegui, Ricardo Arias, Gustavo Daniel Alcorce, Miguel Toreta y Marcelo "El Petiso" Suárez le quitaron los folletos y lo echaron sin muy buenos modales. “Ese grupo es el que arreó al personal del Taller de Escalada, liberado con licencia por la empresa, y no han sido detenidos”, detalla. Después del crimen, han comenzado a inculparse unos a otros, y a quejarse de que en el cielo tan volátil de la burocracia sus arcángeles han decidido soltarles la mano.
Laureano Barrera
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