(Publicado por diario La Nación, 29/12/10)
Para los camaristas, el ataque fue planificado para "aleccionar" a los rivales del sindicato
Para la Justicia, la patota de la Unión Ferroviaria que mató al militante del Partido Obrero (PO) Mariano Ferreyra no sólo intentó evitar que los trabajadores tercerizados cortaran las vías del Ferrocarril Roca, sino dar una lección para que no lo volvieran a intentar. Con esa lógica, confirmó que los siete detenidos por el crimen seguirán presos con prisión preventiva.
Los jueces de la Cámara del Crimen, además, afirmaron que Pablo Díaz, el sindicalista de la Unión Ferroviaria preso, debe ser considerado instigador del crimen.
A pesar de que la Cámara entendió que todos deben enfrentar la acusación de homicidio calificado y tentativa de homicidio calificado, puntualizó el rol que le cupo a cada uno de los acusados, lo que significó que dos de ellos vieran aligerada su situación procesal.El resto enfrenta la misma expectativa de pena: reclusión perpetua, en caso de que el caso llegue a juicio con esta calificación.
La Sala I del tribunal, con la firma de los jueces Jorge Luis Rimondi, Luis María Bunge Campos y Alfredo Barbarosch, confirmó que el barrabrava del club Defensa y Justicia Cristian Favale, los ferroviarios Gabriel Sánchez, Juan Carlos Pérez, Francisco Salvador Pipitó, Jorge Daniel González, Guillermo Uño y el sindicalista Díaz seguirán detenidos tanto por la muerte de Ferreyra como por las heridas que sufrieron Elsa Magalí Rodríguez Sosa, Nelson Fabián Aguirre y Ariel Benjamín Pintos.
Los camaristas, en su fallo, coincidieron con la interpretación que realizó la abogada querellante María del Carmen Verdú, que representa al herido Aguirre, al sostener que más que evitar un corte de las vías del tren, el grupo atacante intentó un gesto aleccionador contra los trabajadores tercerizados del Roca, entre los que se encontraba Ferreyra, para disuadirlos de intentar una acción similar.
Los jueces llegaron a esta idea tras resaltar que el ataque de los trabajadores de la Unión Ferroviaria y patoteros a los tercerizados se produjo a 300 metros de las vías del tren, cuando los manifestantes del Partido Obrero ya habían abandonado su idea de impedir el paso del tren y se estaban retirando de la zona de Barracas, donde se produjeron los enfrentamientos.
Nada espontáneo
Al analizar el papel que desempeñó cada uno de los acusados en este aleccionador plan predeterminado, los camaristas destacaron que Favale fue señalado por nueve testigos como una de las personas que disparó. Además que no era trabajador ferroviario, sino aspirante a serlo, lo que destroza el argumento de que la manifestación para evitar el corte de vías fue espontánea. En el mismo sentido, sus comunicaciones telefónicas con el delegado Díaz hablan de la coordinación de la contramanifestación que orquestó la Unión Ferroviaria.
Por todo esto los jueces entendieron que "no se trató de una gresca tumultuosa" entre bandos, sino de un ataque contra los militantes. Por eso es considerado coautor de las muertes y las tentativas de homicidio.
En relación con Sánchez, conocido como "el Payaso", los camaristas destacaron que dos testigos lo vieron disparar y que otro que lo acompañó en el auto hasta la zona de los incidentes lo vio sacando un arma de la guantera. "Por si se complica -le dijo- llevo el juguete, porque de alguna forma tengo que salir." Por eso se lo sindicó como el segundo tirador, también coautor de homicidio.
Los ferroviarios Uño y Pérez, para los camaristas, fueron quienes se deshicieron de las armas de fuego usadas esa tarde del 20 de octubre.
La situación de Pipitó y González es distinta. Amenazaron al equipo del canal de televisión C5N que intentaba filmar los incidentes. Sus acciones, para los jueces, "se desarrollaron para facilitar las otras: los disparos de armas de fuego que habrían efectuado Sánchez y Favale con el fin aleccionador".
Las amenazas al equipo de televisión se produjeron minutos antes del ataque a tiros en el que murió Ferreyra. Por eso es que lo consideraron partícipes secundarios, lo que los expone a una reducción de la pena de un tercio a la mitad.
En el caso de Díaz, los camaristas lo consideraron instigador del crimen. Descartada la espontaneidad de la llegada de al menos un grupo de los ferroviarios, entendieron que Díaz se comunicó con Favale, con Sánchez y que le bastaba hablar con los delegados para asegurarse la presencia del resto de los empleados, como argumentó el abogado Alberto Bovino. Además, un testigo lo identificó como quien ordenó avanzar sobre los militantes del PO y dio indicaciones tras el ataque. Los cargos que enfrenta lo exponen a recibir la pena máxima.
Hernán Cappiello
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